¡Hola!
¿Qué tal lleváis la semana? Aquí (Alicante) parece que el buen tiempo
está dispuesto a instalarse (al menos unos días), lo cual supone toda una
novedad ya que llevamos unos años en los que la Semana Santa viene siempre
cargada lluvias. Con el sol brillando en el cielo es imposible no estar de buen
humor y más pensando en las próximas vacaciones y las oportunidades que ellas
nos ofrecen para descansar y hacer que la pila de libros pendientes baje por
fin… antes de que llegue el día del libro y vuelva a crecer.
Por eso hoy os traigo la reseña de uno de los últimos libros que he
leído. En realidad no es de los últimos porque lo leí en febrero, pero sí ha
supuesto una lectura tan especial que atrasé su reseña hasta que he tenido un momento de
tranquilidad para hacerla como se merece. Os hablo de El peso del corazón, la segunda parte de las aventuras de la
replicante Bruna Husky, escrita por Rosa Montero.
Si queréis saber algo más sobre los inicios de esta serie, hice la
reseña de la primera novela de este personaje. La podéis leer aquí. Sin
embargo, esta segunda novela se puede leer de manera independiente porque en
ella la autora nos ofrece toda la información necesaria para comprender el
mundo distópico que nos presenta.
De modo que sin más dilación… bienvenidos al Madrid de 2109.
Hay dos cosas que debes saber antes de leer El peso del corazón: es
una novela de ciencia ficción ambientada en un futuro en el que la tecnología
ha alcanzado límites insospechados (creación de tecno humanos, establecimiento
de colonias humanas en el espacio, contacto con otras especies
extraterrestres…) y también es una novela de detectives, porque este es el
oficio de nuestra protagonista, la carismática androide Bruna Husky.
En esta ocasión, Rosa Montero crea para Bruna una investigación sobre
unos asesinatos que tienen algo que ver con Labari, una de las dos islas
flotantes que la Tierra ha creado para establecer allí colonias humanas. Como en Lágrimas en la lluvia, nos espera
una lectura muy entretenida articulada en torno a diversas capas de
interpretación que dan pie a reflexiones trascendentales, a mi parecer, una de
las mejores bazas de estas novelas.
Junto a Bruna, encontramos viejos conocidos como Lizard, el policía
que ayuda a Bruna en la primera aventura y que mantiene con ella una relación…
interesante; Yiannis, el amigo filántropo y nostálgico de los antiguos saberes
de Bruna; Bartolo, el simpático animalejo que Bruna ha acabado adoptando o
Nopal, el memorista de la tecno humana. A ellos, se les unen dos personajes muy
potentes como son Daniel Denil y… una sorpresa que es mejor no desvelar y que
me dejó con la boca abierta y ganas de aplaudir la ocurrencia de Rosa.
La novela es muy adictiva, tanto la investigación de Husky como los
temas que subyacen a la aventura más superficial son entretenidos y una vez te
metes en la historia, es difícil que puedas abandonarla antes de acabarla.
Simplemente, la devoré. Y no solo por la intriga que suscita la trama,
que también, sino por muchos de esos temas más profundos que me han tenido
reflexionando tanto tiempo después de haber acabado la lectura: el sinsentido
de las guerras; el miedo al diferente, al otro o al ilegal (qué palabra tan
horrible, ¿cómo puede ser un ser humano “ilegal” por mucho que se traslade de
un país a otro?); los cementerios radioactivos; la privatización de la sanidad
y del aire y el agua limpios o la completa desprotección de los ciudadanos ante
la manipulación de los medios.
No es una novela moralista, la autora sabe condensar perfectamente los
datos que ofrece al lector para que cada uno pueda interpretar lo que lee como
mero entretenimiento o como algo más, pero no cabe duda de que la sucesión de
situaciones extremas a las que aboca a su protagonista están perfectamente
orquestadas para no dar tregua y exacerban unos vicios ya presentes en nuestra
sociedad actual. Por eso resulta tan turbadora su lectura a poco que rasques.
Por eso, y porque además de espejar la sociedad en la que vivimos, Montero
también nos refleja a nosotros mismos: el miedo a la muerte, el paso del
tiempo, la idolatría de la belleza y juventud, la solidaridad, la necesidad de
amar y ser amados, la empatía hacia cualquier ser vivo o la importancia de la
palabra para configurar nuestra realidad y nuestra propia persona son temas que
también caben en esta novela que, como veis, se presta a numerosos niveles de
lectura.
Bruna, que ya era una protagonista llena de fuerza en la primera
aventura de la serie (porque Rosa Montero ha afirmado que habrá más aventuras
–¡¡¡graciaaaaaas mil!!!-), evoluciona en esta novela y adquiere un papel
inédito para ella y para la configuración que el ser humano le había otorgado
como replicante: Bruna se convierte en creadora. Ella, que fue creada y a la
que su creador le negó la posibilidad de engendrar vida (todos los tecno
humanos son estériles), se convierte en creadora de una historia y la
experiencia hace tambalear los cimientos de lo que consideraba seguro.
En conclusión, que no puedo más que aconsejaros leer esta novela si no
lo habéis hecho igualmente que os recomiendo la lectura de la primera historia
de Husky. Off topic, he de decir que tuve la oportunidad increíble de
participar en el club de lectura de la Cadena Ser en A vivir que son dos días junto a la propia Rosa Montero, Óscar López, director y conductor del programa Página 2, Javier del Pino y otro
compañero lector. Fue toda una experiencia. Estaba bastante nerviosa pero
conseguí expresar meridianamente bien cuanto quería decir y todo pasó demasiado
rápido. Rosa estuvo magnífica, simpatiquísima como siempre y desde ese día veo
con otros ojos el programa de libros Página
2… siempre pienso que he estado hablando con su presentador por la radio y
todavía me asoma una sonrisa bobalicona a la cara.
Os dejo el enlace al club de lectura de A vivir que son dos días aquí y la prueba gráfica de que una vez estuve en Cadena Ser.
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