Algo de "Como una regadera"

martes, 15 de noviembre de 2011
Lo confieso, empiezo a pensar que hice algo mal. Que envié mal las cartas de presentación o que el manuscrito no se puede abrir... en fin, que tanto silencio por parte de las editoriales debe significar que mi novela Como una regadera no interesa en absoluto.
Pues no me rindo.
No me da la gana.
Porque supuso un gran esfuerzo y estoy orgullosa del resultado. Para mí, escribir tiene algo de terapéutico que no todo el mundo comprende. Cuando escribo, cuando una de las historias que me pasan por la cabeza me fascina, doy lo mejor de mí, me siento más feliz y eso revoca en la manera en que me enfrento a el resto de aristas de mi vida. Cuando escribo soy mejor persona. Y nada más por eso y porque la escritura de las andanzas de Carla y Álex me ayudó enormemente a superar una depresión (qué contraste, escribir comedia romántica cuando peor te sientes) creo que se merecen un voto de confianza.
Y más esfuerzo por mi parte.
Así que... ¡qué tiemblen las editoriales!
Aquí la menda no piensa rendirse.

Y como muchos no sabréis de qué hablo, os dejo con la sinopsis de Como una regadera y con un pequeño estracto de la misma, justo la primera vez que los protas se ven frente a frente:

Carla Miró, una joven que trabaja en una editorial, debe conseguir que Álex Collado, el escritor estrella, se desbloquee y acabe un manuscrito que ya llega con retraso. La forma de ser de Carla (ordenada, muy trabajadora, un pelín obsesiva) choca con el caos absoluto que representa Álex. Carla se muda al bloque de pisos del escritor para hacer un seguimiento más cercano, pero al hacerlo no sabe muy bien si también se ha mudado de planeta. Las excentricidades de Álex, sus extraños vecinos, un gigoló americano y las descabelladas ideas de su madre y su mejor amiga consiguen ponerle la vida del revés. Lo que Carla no se imagina es que a veces, un poco de caos puede ser la solución a nuestros problemas.


Carraspeo y me atuso la camisa que estaba planchada al salir de casa esta mañana y ahora se me pega a la piel después de la escalada por las escaleras con el abrigo a cuestas. Repaso lo que mi jefa me ha enviado a decir: que somos una editorial seria, por supuesto, y que nos preocupamos por nuestras grandes firmas, faltaría más, y que, por eso, la junta directiva ha decidido que él, nuestro escritor estrella, Alejandro Collado, quizá necesita el asesoramiento de una experta que consiga que las musas vuelvan a sonreírle. Me callaré los tacos intercalados de Ágatha, el nerviosismo reinante en la editorial por sus excusas, la opinión personal de que eso de las musas es una gilipollez como un piano y que la «experta» que le envía la editorial, sólo es experta en confeccionar listas y organizarlo todo. Nada, cuatro minucias.
Cuando por fin abren la puerta, interrumpo mis diatribas mentales para encontrarme frente a frente con:
a) El Yeti que, harto de lidiar con el frío todo el año, ha venido a pasar la jubilación a la costa alicantina como tantos otros guiris.
b) La reencarnación de Moisés, Abraham, san Juan Bautista o Rasputín. Como no tiene pintas de santo, me inclino por este último.
No puedo evitarlo y lo examino de arriba abajo como hacen la mayoría de señoras de este país. Ya sabes, la típica radiografía visual que te hace temer una carrera en las medias o algo entre los dientes.
No sé qué me impresiona más: las pantuflas de Bob Esponja, el albornoz gris que algún día debió ser blanco o los gayumbos a cuadros escoceses que asoman por debajo una raída camiseta y que deben de tener un alto valor sentimental por haber pertenecido a su bisabuelo.
Y eso sin contar con las barbas, el pelo a lo loco y las opacas Ray-Ban que bien podrían estar ocultando los ojos de un asesino en serie.


3 comentarios:

Sandra dijo...

No te rindas :) a estas alturas es difícil publicar un libro, y más si es el primero. Pero con paciencia y esfuerzo, se consigue, ya lo verás!

P.D.: Si se publica, me pido un ejemplar firmado! jajajaa

AnaCremades dijo...

Gracias, guapa.
Es verdad, está difícil la cosa, pero ya digo, a cabezota no me va a ganar nadie cuando se trata de defender mi trabajo :)

Luis Alberto dijo...

No decaigas en el ánimo, a ver si en este tiempo has tenido noticias positivas, en esta vida todo lo importante y que realmente merece la pena requiere algo de esfuerzo.

Te paso un enlace (recomendación de una amiga) para esos momentos de “bajón”, espero que pocos pero la música suele darte una inyección de ánimo y vitalidad cuando lo necesitas.

http://www.youtube.com/watch?v=IdmbVXwK5Aw&sns=fb

Del breve relato que has dado te digo… que se me ha quedado en la mente la imagen del Yeti en calzoncillos con las pantuflas de Bob esponja!! Espero se me vaya pronto esta imagen de la cabeza jajaja. Fuera de broma, el fragmento está muy bien y me ha mantenido entretenido durante el cafe :) Thanks