Aranmanoth, Ana María Matute

lunes, 26 de mayo de 2014
Dedico esta entrada a mi hermana Noelia, porque nadie como ella ha vivido con tanta intensidad esta historia de amor, traición y muerte.
Uy, ya os he adelantado parte de esta crítica... en fin, hago enmienda de conciencia y, os advierto, por si no lo habíais intuido, que en esta entrada me dispongo a redactar sobre una de las novelas que más marcó mi adolescencia, que se convirtió en algo así como un mito, una historia llena de magia que había permanecido reguardada en un rinconcito de mi corazón hasta que hace unos días la releí con motivo de la próxima reunión del club de lectura al que pertenezco. ¿Que debería no haber vuelto a ese lugar mágico porque suele ocurrir que con el paso del tiempo la vida nos cambia y, con nosotros, varían nuestros gustos literarios? ¿Que era más que posible que el Aranmanoth (Noelia y yo siempre lo pronunciamos como palabra esdrújula: Aránmanoth, si se escribiera en nuestra lengua) que yo recordaba distara del real? Pues sí, claro que cabía esa posibilidad mil veces acaecida. No en vano un señor muy sabio de cuyo nombre no me acuerdo por más que quiera dijo aquello de que una persona jamás se baña en el mismo río dos veces...  Pero también hay que tener en cuenta que fui yo misma la que propuso su lectura en el club, de modo que sí, yo me lo busqué. Y sí, en cierta medida, mis recuerdos de Aranmanoth se han desdibujado para reemplazarse por otros nuevos, pero no por ello peores. 
Mi relectura de esta novela me ha reencontrado con mi yo más juvenil, he comprendido por qué me gustó tanto y descubierto aspectos que, en mi ignorancia (pregunta retórica a mí misma: ¿cómo podía ser taaaaan cortita?), me habían pasado por alto. En pocas palabras, no solo he redescubierto la novela, sino a mí misma, a la Ana del pasado.
Y el resultado ha sido esclarecedor.
...
...
¿Pero queréis o no saber más sobre Aranmanoth?
Ya no me enrollo más.


Aranmanoth (publicada en el año 2000) es una novela cortita (o cuento más bien largote) ubicado en una Edad Media ficticia y mágica (el protagonista, el chico que da nombre a la historia, es un ser mágico nacido de la unión de una ninfa y un aspirante a caballero) en la que se nos relata la vida de Orso, un caballero de buen corazón pero subyugado por la fidelidad que le debe a su señor, su jovencísima prometida, Windumanoth y, el que realmente es germen de todo lo demás: su hijo Aranmanoth. Orso debe partir a asustar a unos cuantos pueblos y matar algún que otro sublevado (lo de siempre cuando servías a un conde en la Edad Media) y deja a Windumanoth, todavía una niña y ya obligada a ser una esposa, al cuidado de Aranmanoth, sin sospechar que de la sincera y profunda amistad que une a los niños al amor más puro solo hay un paso... el del tiempo.
Los niños crecen y con ellos sus sentimientos.
 
No diré más porque no quiero desvelaros lo mejor de la historia y porque, con lo que ya os he contado, me basta para que me creáis cuando os digo que esta novela habla de mucho más que de las idas y venidas sentimentales de un puñado de personajes en un inventado pasado. Ana María Matute nos ofrece una metáfora, casi una alegoría sobre la amistad, el amor, el honor, la fidelidad y la traición, elementos que van más allá del tiempo y que, por ello, en el fondo da igual dónde los ubiquemos. La autora nos ofrece una interpretación del ser humano, del paso de la niñez a la juventud y de la inocencia al conocimiento. Ese es su punto fuerte, más allá de su componente histórico o su vertiente mágica: en su brevedad se contiene toda una interpretación del mundo.
Sin embargo, si ya puestos a interpretar las grandes pasiones humanas, nos cuentan la historia aderezada con preciosas imágenes y un mundo al mismo tiempo idílico y aterrador como era aquella Edad Media donde ya se refugiaron los poetas románticos, el resultado no puede ser más emocionante y preciosista.
 
¿Alguna pega que ponerle a la señora Matute? No diré que es muy corta porque, para obra alegórica larga y ambientada en la Edad Media puedo leer Olvidado rey Gudú. Tampoco mis diferentes interpretaciones o sensaciones hacia la novela pueden ser motivo de queja porque Ana María Matute bien podría alegar que debo quejarme al tiempo o a mi ingenuidad (si os animáis finalmente a leerla y queréis saber qué es lo que no entendí la primera vez, preguntadme y os envío un mail con mi avergonzante secreto).
 
Sí tengo, no obstante mi derroche de entusiasmo, una pega, un pero, y es el exceso de adjetivización en determinadas escenas. Me ha parecido demasiado recurrente el uso de símiles (y no creo que fuera realmente necesario para crear la atmósfera mágica tanto "como", sinceramente), aunque entiendo que hay lectores que podrían alegar que sin tanta floritura no sería lo mismo, el mundo creado no sería tan expresivo y preciosista. Lo acepto, pero no lo comparto. A veces, menos es más, incluso cuando hablamos de lenguaje poético o especialmente entonces.

En resumen, la experiencia de relectura no ha podido ser más enriquecedora. Aranmanoth y yo hemos envejecido bien juntos y me ha emocionado descubrirle un trasfondo que se me pasó por alto. La primera lectura fue la de la historia fantástica y amorosa. Esta otra, la de una joven que es más consciente del mundo en el que vive y de cómo éste puede estar oculto hasta en la historia más fantasiosa.

Sin más, os recomiendo esta historia y espero con ilusión vuestros comentarios.
Besos,
Ana.

3 comentarios:

Nuria Llop dijo...

Muy buena reseña, dan ganas de leer la historia. Aunque "Olvidado rey Gudú" recuerdo que me resultó un poco farragosa y larga, puede que añada esta a mi lista de lecturas. Gracias por tu opnión!

Laura dijo...

¡Hola, Ana!

Me ha encantado tu entrada y el cariño con el que hablas de esta historia. No la conocía, pero ahora mismo me voy al catálogo de la biblioteca para ver si la tienen. Es verdad que muchas veces, cuando nos volvemos a reencontrar con un libro que hemos leído hace un tiempo, lo vemos de otra manera y a veces no produce el efecto del pasado. Sin embargo, hay libros que todavía conservan esa magia y vuelven a emocionarnos como la primera vez. Es verdad que también redescubres muchas cosas de la novela... y también de una misma. Una entrada magnífica. Muchas felicidades!

Un beso muy grande,

Laura

AnaCremades dijo...

Nuria, Laura,¡gracias por leer y comentar!
Nuria, no he leído "Olvidado rey Gudú" pero puedo sospechar que, si es igual de prolija en imaginario retórico sí que resultará un tanto farragosa.
Laura, es una bonita historia que espero que te guste.
Besos y gracias de nuevo.

Ana